Qué perseguimos cuando no huimos.
Qué hacemos en los
aeropuertos
cuando ya no hay
vuelos.
Qué miramos en las mujeres
en el instante en que nos ignoran.
¿Sabe el buitre que es buitre
cuando repta por el suelo?
Dónde hay remiendos para los corazones con
desperfectos.
Cuántas veces para de llover en el desierto.
Voy a componerte una canción
aunque en cuarto menguante
no hay concierto.
Hago una apuesta
por hacer a favor de la amnesia
un manifiesto.
¿Por qué?
¿Por qué las jaquecas y la mampostería,
el estiércol y las perlas auténticas?
Porque sería excesivamente cruel
confundir las gardenias
con las zapatillas de andar por
casa
el otoño con la alopecia
las almohadas con las novia
el rigor mortis con las
estatuas
el sexo con la gimnasia
y el románico con
los papas.
Pero yo abogo
por perder el contexto
y las
referencias
Descabalar las fichas del dominó
y volver a repartir la
baraja
que no es una desgracia
sino una oportunidad de
resucitar
una vuelta de regalo en
la noria
una bala en la recámara
una reválida sin examen
un principio sin guadaña.
Pienso firmemente que
merece la pena refugiarse en una biblioteca
durante los bombardeos
y tener palomas mensajeras
aunque no escribas versos.
Pienso y sostengo que
no se puede dejar en prenda la palabra
no es de fortuna dar la talla al sepulturero
y no es un mérito figurar el primero
en la lista de condenados al desprecio
Siempre que me siento en un banco de Marte
me surgen dudas estúpidas
como si habrá vida inteligente en el planeta tierra
y si así fuera como podré entrar en contacto con
ella.
© Mariano
Crespo
© Fotografía de Alfonso
Brezmes