Por lo común hacemos las cosas como las fieras
y, más tarde, buscamos una explicación teórica
al comportamiento de nuestro salvaje evolucionado.
La cobertura del homo sapiens
para creer que no merece la jaula
y es el rey de la creación o el boss de su desgüace.
Sin embargo, con la edad,
el camino da más placer incluso que la llegada,
el senderito conduce a lugares que ignora el arcén.
Nos pone más a tono
la descripción en verso de los tres deseos
que la vulgar aparición del hada.
Yo, a estas alturas del declive, sin embargo,
gozaría, describiendo, caricia a caricia,
duda a duda, lengua arriba, lengua abajo,
explicarme durante la extensa jornada
en que se abren flores y cavernas,
todo aquello que deconstruiría con tu cuerpo
si tuviera el talento de llevar la teoría
del arte al escenario de la charca.
O sea, ser el animal que se mueve
por aquello que despreciamos
y nos hizo especie superviviente.
Mirarte a los ojos, y escuchar.
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