Hay una delgada línea de desdén
entre el postulante y el consagrado.
Primero, en el margen, se apuntan maneras.
Luego, tras el reconocimiento, se está amanerado.
Sospecho que es cómodo el anonimato
y buscar tu estilo ajeno al etiquetado.
No es un paraíso el exterior del Edén
pero, del olvido, no eres desahuciado.
© Mariano Crespo
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