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viernes, 26 de diciembre de 2014

Miseria


Al cabo, qué nos queda.
Es miserable guardar cuerpos podridos 
en el frigorífico como rendir culto a las mentiras. 
Demasiados de los sueños en que creí,
no eran estafas, pero los burladores
- no os llevéis a engaño- 
les dieron usufructo 
convirtiendo flores silvestres 
en cochambre con etiqueta de perfume.

Al cabo, qué nos queda. 
Promesas de muchachas,
espejismos de primaveras 
y una oferta de paraísos terrenales 
que resultaron ser una urbanización 
a mil millas de cualquier playa.

Al cabo, qué nos queda. 
Tal vez que estuvimos en sitios que no existen 
y que acariciamos fruta prohibida sin permiso. 
También esa cara de estúpidos o sabios 
que se les dibuja a los hombres y a los pájaros 
cuando caen en la cuenta 
de que ya tan solo son huevos robados 
todos los versos que pusieron en los nidos.
Y esa música amarga que tararean 
los supervivientes de naufragios 
cuando les invitan a las botaduras
de libros o de barcos.



© Mariano Crespo

                                

1 comentario:

  1. Ese poso de amargura siempre presente... Quiero ser más optimista aunque esté mal informada.

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