Admito que me abrazaste
por primera vez
cuando estaba camuflado
con la rigidez de los abetos.
Es cierto, también que inauguraste
mis labios para nuestros besos
clausurando palabras
que no iban al grano,
en un partido sin juego
con tediosos tiempos muertos.
No puedo objetar
que fue tu mirada
la que tejió la red,
hizo la emboscada
y puso principio al cuento.
por primera vez
cuando estaba camuflado
con la rigidez de los abetos.
Es cierto, también que inauguraste
mis labios para nuestros besos
clausurando palabras
que no iban al grano,
en un partido sin juego
con tediosos tiempos muertos.
No puedo objetar
que fue tu mirada
la que tejió la red,
hizo la emboscada
y puso principio al cuento.
Pero lo que ni tú ni nadie
me puede negar
es que yo te soñé primero.
Los hechos son los hechos.
me puede negar
es que yo te soñé primero.
Los hechos son los hechos.
© Mariano Crespo
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