Hay una
cosa
que ignoran ustedes,
mis respetados editores,
y que, honestamente,
debo poner sobre la mesa:
una gran parte de la gente
para la que escribo
está muerta.
que ignoran ustedes,
mis respetados editores,
y que, honestamente,
debo poner sobre la mesa:
una gran parte de la gente
para la que escribo
está muerta.
Ustedes deben conocer
que los cadáveres
son muy malos clientes,
como yo no ignoro
que, con mucha probabilidad,
leen a otros autores.
que los cadáveres
son muy malos clientes,
como yo no ignoro
que, con mucha probabilidad,
leen a otros autores.
También
debo decirles
que escribo para gentes
que no abren un puto libro
que beben hasta el delirio
que hablan solos por las calles
que son sabios en el fútbol
y que, algunas de ellas,
comparten mi oficio
pues alquilan lo más íntimo
por un precio de miseria.
que escribo para gentes
que no abren un puto libro
que beben hasta el delirio
que hablan solos por las calles
que son sabios en el fútbol
y que, algunas de ellas,
comparten mi oficio
pues alquilan lo más íntimo
por un precio de miseria.
Esta es
una de esas noches
en que podría ponerme a pensar
que este oficio nuestro es una mierda.
Pero no he venido aquí a llorar
porque, por encima de estas menudencias,
les voy a entregar un original
que como siempre que me hago añicos
me parece una obra maestra.
en que podría ponerme a pensar
que este oficio nuestro es una mierda.
Pero no he venido aquí a llorar
porque, por encima de estas menudencias,
les voy a entregar un original
que como siempre que me hago añicos
me parece una obra maestra.
© Mariano Crespo
Si entregamos el original igual asistimos a la miseria sin precio y sin aprecio en el alquiler de lo más íntimo.
ResponderEliminarLas obras maestras suelen salir rentables únicamente a los muertos.