Ahora
que los niños
saben de la vida por las consolas.
y tienen virtuales hasta los tedios,
no sé que escribirán los poetas del mañana
sin aquellos mis tesoros
almacenados en la inopia,
en las batuecas,
en las musarañas de mi infancia,
cuando estaba empadronado en la luna,
concretamente en su cara oculta,
la misma que amo en los santos,
en los héroes y en las damas.
.
saben de la vida por las consolas.
y tienen virtuales hasta los tedios,
no sé que escribirán los poetas del mañana
sin aquellos mis tesoros
almacenados en la inopia,
en las batuecas,
en las musarañas de mi infancia,
cuando estaba empadronado en la luna,
concretamente en su cara oculta,
la misma que amo en los santos,
en los héroes y en las damas.
.
Aquel
patrimonio,
del niño ausente que aun parezco,
y que en el diván de su cabeza
fue almacenando como ave de rapiña
los países de manchas en el techo,
la mirada entreabierta por las puertas,
las arrugas en la mano del abuelo.
el miedo al paje real con tu correo,
la muerte y las sombras de la noche,
los primeros borrones del cuaderno,
la cara pegada al cristal de los tranvías,
la gallina que viajaba en cajas de galletas,
los trenes que circulan por aceras,
los brazos en cruz, de rodillas, en el patio.
el aroma de la ropa y los membrillos,
el silencio de cuando rondan los serenos,
lo que sale por el pito y no es orina,
las noches de radio de galena,
la desazón por sisar para comprar cromos,
el miedo a que te peguen los matones,
las papeletas de la rifa de los bares.
la fragancia a pecado mortal de las mujeres,
las lagrimas que coleccionan las almohadas
el que no eres inmortal, lo intuyes y no lo sabes.
del niño ausente que aun parezco,
y que en el diván de su cabeza
fue almacenando como ave de rapiña
los países de manchas en el techo,
la mirada entreabierta por las puertas,
las arrugas en la mano del abuelo.
el miedo al paje real con tu correo,
la muerte y las sombras de la noche,
los primeros borrones del cuaderno,
la cara pegada al cristal de los tranvías,
la gallina que viajaba en cajas de galletas,
los trenes que circulan por aceras,
los brazos en cruz, de rodillas, en el patio.
el aroma de la ropa y los membrillos,
el silencio de cuando rondan los serenos,
lo que sale por el pito y no es orina,
las noches de radio de galena,
la desazón por sisar para comprar cromos,
el miedo a que te peguen los matones,
las papeletas de la rifa de los bares.
la fragancia a pecado mortal de las mujeres,
las lagrimas que coleccionan las almohadas
el que no eres inmortal, lo intuyes y no lo sabes.
Esas
cosas que nadie me conoce
y son el esqueleto de mi espíritu,
La rúbrica real de mi firma falsa.
El ánima de cañón del revolver
que me sigue perdonando el tiro de gracia.
y son el esqueleto de mi espíritu,
La rúbrica real de mi firma falsa.
El ánima de cañón del revolver
que me sigue perdonando el tiro de gracia.
Esos
contenidos tan insoportables,
esa enciclopedia en mis volúmenes
que llevan las cosas etéreas como mi alma
y los secretos de cuando contaron hasta veinte
salieron a a buscarme siendo un niño
y encontraron a este viejo actor que me suplanta.
esa enciclopedia en mis volúmenes
que llevan las cosas etéreas como mi alma
y los secretos de cuando contaron hasta veinte
salieron a a buscarme siendo un niño
y encontraron a este viejo actor que me suplanta.
Siempre que hablamos de la cara oculta de la luna nos podemos referir al trastero oculto de las damas, aunque yo prefiero un trasero de culto en el damero de la vida sin mascaradas, ocultaciones o medias tintas. Le preguntaremos a una pitonisa: ¿qué es aquello que sale por el pito y no es poesía ni es micción?
ResponderEliminar