Si yo os dijera
que lo primero
que debo vencer
es este policía miedo
que me secuestra
a escribir algo tan bello
que me deje a la intemperie
descubierto
cuando tú lo leas.
Un poema
es como la declaración de amor
de envenenado adolescente
a la primera diosa
recién despierta.
Ni siquiera si te dijeron sí,
se te pasa la vergüenza
cuando la recuerdas.
Cómo ser sublime
con este pánico
al impudor de la fortuna,
al estallido siempre casual
de la belleza.
Benditos los malditos,
benditos sean.
© Mariano Crespo
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