El poeta
comparte destino con los amantes mediocres.
Dar satisfacción
y dejarte con ganas de un más
para el que no tiene facultades.
La poesía es una religión
en la que -como en todas-
los paraísos son artificiales.
Deposita tu fe en los versos,
el poeta nunca es un dios
ni en el estúpido caso en que se lo crea.
Tiene los días contados
y la poesía no sabe de cuentas.
El poeta es un globo miserable
hasta que a un niño se le escapa de las manos
y se eleva.
© Mariano Crespo
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