Puede que sea estúpido
-amen de absurdo-
este antojo de traspasar la puerta
de nuestra segunda residencia
y encontrar ternura
o un iglú con chimenea
para romper el hielo
y mentirnos nuestra verdad.
-amen de absurdo-
este antojo de traspasar la puerta
de nuestra segunda residencia
y encontrar ternura
o un iglú con chimenea
para romper el hielo
y mentirnos nuestra verdad.
Estoy viejo
y soy partidario de cosas
-arte, sosiego, vidrieras-
de las que me es engorroso
hablar de su utilidad.
¿Cómo decirles?
Miren, soy de la época
de los absurdos:
la del amor eterno,
del paraíso en cómodos plazos
y, sin ira, la libertad.
De
cuando las botellas eran coquetas;
La
del espejo en el mueble bar.
© Mariano Crespo
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