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miércoles, 10 de junio de 2015

Olvido


Nunca le cuento a nadie 
si me acaban de sajar el corazón.
Ni creo que jamás lo haga. 
No me gusta joder el día a los amigos
que carecen de bálsamo o alivio
porque los que más quiero 
están más descosidos que yo.
Además no se olvida el doble
cuando se emborrachan dos.
Tendrían que ponerse bata blanca 
para realizar ese trueque absurdo,
como cuando de niño vas al médico 
y te dan un palito de madera
para perdonar una puta inyección.

© Mariano Crespo




viernes, 5 de junio de 2015

Crónico



No, no estoy curado de espanto.
No niego que me robó una novia
un fiel amigo gay 
después de que ella me engañase con otra.
He visto a la gente insultar
a los que abogan por sus derechos
y aupar hasta el poder 
a los presuntos.
Los pobres son de nacimiento sospechosos
y cuando crecen culpables.
Los ricos son por genética ladrones
y, cuando les aprueban Derecho, presuntos.
Con estas vacunas
hay quien es de natural impertérrito
y puede tomar el té durante terremotos.
Pero es que yo no aprendo, coño, no aprendo.
Tropiezan mil veces las piedras conmigo, el mismo tipo,
y da la impresión de que los minerales no tienen memoria.
Todavía blasfemo 
con la firmeza de un teólogo
cuando me hace pupa
un desplante,
un desamor,
un desvergonzado hiriendo
a un desheredado
cualquiera,
mi prójimo.
No estoy curado de espanto 
y, para más inri, 
mi doctora parece que tampoco.

© Mariano Crespo


jueves, 4 de junio de 2015

Recursos



No consentiré 
que utilicen en vano tu nombre para vender una idea caduca,
o coloquen tu aliento entre la nube venenosa 
que nos impide ver el cielo.

Estoy en condiciones de ofrecer bien poco,
pero no mentiré poniéndote por testigo 
ni pisaré la nieve sobre la que moldeas tu invierno. 
ni volveré a recrearme en la luna cuando se desnuda
ni negaré tres veces a la sombra de tu pelo.

Estoy en condiciones de ofrecer bien poco
más no permitiré, amor, 
que se atrevan a colocar tu retrato en las puertas de los taxis,
o que talen los castaños en cuya corteza grabé nuestro pacto.

Estoy en condiciones de ofrecer bien poco
pero con mucho menos concluí con brillo un mediocre relato.

© Mariano Crespo


miércoles, 3 de junio de 2015

Más magia que texto


Pocas páginas del libro de mi historia 
ocuparon y no aparece su nombre 
en el índice onomástico
de mis verdades y mis leyendas.
Siempre me acuerdo de ellas 
cuando veo a esas mujeres 
que llevan un corazón entre el hielo, 
por el pasillo de un aeropuerto
entre sala y sala de espera,
para coser un latido a un pecho.  
Un órgano 
desahuciado de un cuerpo 
y que va de la vida a la vida,
-sin presente de indicativo- 
pero con todo el futuro 
que ya no le queda a un muerto.
Siempre me acuerdo de ellas,
de esas mujeres a las que los aviones esperan.
Mujeres de zona de tránsito 
con toda la urgencia de ida,
con el anonimato de vuelta.
Poca arena compartimos 
del reloj de los afectos 
y sin embargo, sin vosotras, 
no me concibo ni entiendo.
En mis películas 
imprescindibles 
que muy pocas veces cuento 
hay actrices secundarias 
que sostienen
con más magia que texto

-incluso a su pesar-
la parte central de mi argumento.
Mujeres de manos cálidas, 
ángeles con sexo.

© Mariano Crespo


Duelo



Ayer me vino al recuerdo tu cara y hasta tu nombre 
y aquel día en que nos disputamos una mujer 
a la caída del plomizo sol de una pasión de verano.
Y también me vino esa rabia 
a destiempo que guarda el pistolero 
por no haberse detenido en un suspiro 
para ser más lento porque mejor muerto que asesino.
Y porque ganar 
-lo aprendes tarde- 
puede ser el más cruel de los castigos.

© Mariano Crespo

martes, 2 de junio de 2015

Atardecer en el lugar sin nombre


Cuando las muchachas salían huyendo desnudas 
del territorio virgen de nuestras conversaciones 
gocé del privilegio de tener amigos. 
O sea, conocí que tenía límites además de picores y granos.
Cuando las muchachas huyen vestidas de los sueños 
al sur del río sin norte que desciende con aguas turbias
y en sus meandros nadie se detiene a tomar un baño,
los amigos van desapareciendo y gozas del privilegio 
del vértigo del águila y la soledad del caracol.
Hay límites, amor, pero ya no están lejos sino dentro.
En un lugar entre el corazón y los nudillos de los dedos.
Un sitio del que no importa el nombre 
pues carece de futuro 
y no acuden forasteros
y hay asambleas de buitres en su contorno.
Un lugar en el que das dos pasos para estar en el mismo punto. 
En ese paraje conviene haber abierto una mina 
en tus entrañas pues todos los descubrimientos 
están donde las semillas y la veta del comienzo.
El fervor es una memoria del fervor 
y la vida es un lago 
sobre el que gravita la leyenda de que habita un monstruo 
que nadie ha visto pero todo el mundo conoce.

© Mariano Crespo


lunes, 1 de junio de 2015

Retirada


Un político,
como un elefante, 
debería retirarse
cuando echa al olvido 
las cosas inolvidables.


© Mariano Crespo