Cuando
las muchachas salían huyendo desnudas
del territorio virgen de nuestras conversaciones
gocé del privilegio de tener amigos.
O sea, conocí que tenía límites además de picores y granos.
del territorio virgen de nuestras conversaciones
gocé del privilegio de tener amigos.
O sea, conocí que tenía límites además de picores y granos.
Cuando
las muchachas huyen vestidas de los sueños
al sur del río sin norte que desciende con aguas turbias
y en sus meandros nadie se detiene a tomar un baño,
los amigos van desapareciendo y gozas del privilegio
del vértigo del águila y la soledad del caracol.
al sur del río sin norte que desciende con aguas turbias
y en sus meandros nadie se detiene a tomar un baño,
los amigos van desapareciendo y gozas del privilegio
del vértigo del águila y la soledad del caracol.
Hay
límites, amor, pero ya no están lejos sino dentro.
En
un lugar entre el corazón y los nudillos de los dedos.
Un sitio del que no importa el nombre
pues carece de futuro
y no acuden forasteros
y hay asambleas de buitres en su contorno.
Un sitio del que no importa el nombre
pues carece de futuro
y no acuden forasteros
y hay asambleas de buitres en su contorno.
Un
lugar en el que das dos pasos para estar en el mismo punto.
En ese paraje conviene haber abierto una mina
en tus entrañas pues todos los descubrimientos
están donde las semillas y la veta del comienzo.
En ese paraje conviene haber abierto una mina
en tus entrañas pues todos los descubrimientos
están donde las semillas y la veta del comienzo.
El
fervor es una memoria del fervor
y la vida es un lago
sobre el que gravita la leyenda de que habita un monstruo
que nadie ha visto pero todo el mundo conoce.
y la vida es un lago
sobre el que gravita la leyenda de que habita un monstruo
que nadie ha visto pero todo el mundo conoce.
© Mariano Crespo
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