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miércoles, 10 de junio de 2015

Olvido


Nunca le cuento a nadie 
si me acaban de sajar el corazón.
Ni creo que jamás lo haga. 
No me gusta joder el día a los amigos
que carecen de bálsamo o alivio
porque los que más quiero 
están más descosidos que yo.
Además no se olvida el doble
cuando se emborrachan dos.
Tendrían que ponerse bata blanca 
para realizar ese trueque absurdo,
como cuando de niño vas al médico 
y te dan un palito de madera
para perdonar una puta inyección.

© Mariano Crespo




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