El caprichoso destino del hombre
le encamina a ser hacedor de su ocaso.
Es la maldición del absurdo.
La rueda,
con su vocación asesina de piernas,
se inventó paso a paso.
El destino presume de argumento burdo.
Cuando plantas un árbol también engendras un pirómano.
© Mariano Crespo Martínez
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