Amor
mío,
te pienso sobre un papel en blanco
sin herirlo con palabras,
porque con los años me atrapa
un temor a vestirme
y quedarme desnudo
un desamparo sin bufanda de invierno,
un párrafo sin adjetivos,
un perro sin caricias de ciego.
te pienso sobre un papel en blanco
sin herirlo con palabras,
porque con los años me atrapa
un temor a vestirme
y quedarme desnudo
un desamparo sin bufanda de invierno,
un párrafo sin adjetivos,
un perro sin caricias de ciego.
Tal
vez sea
porque ahora,
- cuarenta años tras la toma del veneno -
ya sé qué significa te quiero,
y no lo escribo en vano
ni gasto besos en despedidas
ni tomo trenes en los aeropuertos.
porque ahora,
- cuarenta años tras la toma del veneno -
ya sé qué significa te quiero,
y no lo escribo en vano
ni gasto besos en despedidas
ni tomo trenes en los aeropuertos.
Por
lo demás,
no te cuento
que zurcí el bolsillo donde guardo el cariño
y que ya solo despliego las alas cuando vuelo.
no te cuento
que zurcí el bolsillo donde guardo el cariño
y que ya solo despliego las alas cuando vuelo.
El
amor es parco,
le bastan cuatro letras para cobijar el misterio,
para nombrar el jardín,
para sellar con la boca un pacto eterno.
le bastan cuatro letras para cobijar el misterio,
para nombrar el jardín,
para sellar con la boca un pacto eterno.
Te
pienso en silencio
como un pájaro cansado
como un sabio frente al mar
como la luna tras el eclipse,
como la ceniza de un orgasmo,
que fue tormenta y luego fuego
y, al séptimo día, tú y yo, barro.
como un pájaro cansado
como un sabio frente al mar
como la luna tras el eclipse,
como la ceniza de un orgasmo,
que fue tormenta y luego fuego
y, al séptimo día, tú y yo, barro.
Amor
mío, dolor mío, te hablo cuando me callo.
© Mariano Crespo
Callar es otorgar... Amar es no publicitar el error.
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