La mañana y yo salíamos
por la misma boca de metro
que no presagiaba mala jornada.
por la misma boca de metro
que no presagiaba mala jornada.
"A mí no me hablas
con la alegría que a ella".
con la alegría que a ella".
Un joven reprochaba a una
muchacha,
con la ira de los brazos como ramas
agitadas por el aborrecimiento.
con la ira de los brazos como ramas
agitadas por el aborrecimiento.
Tuve la tentación de seguir tras su desdén
por ver cuando llegaba
el final de sus tiempos,
el precipicio atardecer del desencuentro.
por ver cuando llegaba
el final de sus tiempos,
el precipicio atardecer del desencuentro.
Se quedó de visita la tristeza
en el estomago
hasta la hora del almuerzo.
en el estomago
hasta la hora del almuerzo.
Los celos de Caín,
de cada día nuestro padre nuestro.
de cada día nuestro padre nuestro.
Nadie se libra de de una toma
falsa
en la película sublime del amor.
en la película sublime del amor.
Todos olvidamos sin éxito un
secreto.
©
Mariano Crespo
Malversamos aquello que pretendemos amar...
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