En
una ocasión,
cuando cumplí los 28 años,
no vino nadie a la fiesta
que monté para celebrarlo.
Es un recuerdo
que me torna en forma de espanto
cada vez que pienso
en presentar un libro
u organizo un acto.
cuando cumplí los 28 años,
no vino nadie a la fiesta
que monté para celebrarlo.
Es un recuerdo
que me torna en forma de espanto
cada vez que pienso
en presentar un libro
u organizo un acto.
Primero
me parece una pesadilla
luego me reconforta pensar
que fue un rito iniciático
y que, desde entonces,
empecé a reírme de mí mismo
en las debacles y los chascos.
luego me reconforta pensar
que fue un rito iniciático
y que, desde entonces,
empecé a reírme de mí mismo
en las debacles y los chascos.
Y
este maldito ego
hace que, tantos años después,
me siga pasando
y tenga que ponerme
la nariz de payaso.
hace que, tantos años después,
me siga pasando
y tenga que ponerme
la nariz de payaso.
© Mariano Crespo
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