Hay mujeres a las que debería
haber deseado un tanto menos y amado una pizca más.
En noches de alcohol y penitencia
por los no culminados pecados,
alguna me ha dejado caer el reproche
con un rencor de mirada mate,
curiosamente por lo contrario.
Las lecciones diurnas que aprendes de noche.
No confundirte con la necesidad ajena
es algo que aprendes cuando no tiene remedio
y no merece la pena.
No os asombre si la vida os da peras de algún olmo.
© Mariano Crespo Martínez
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