Venimos al mundo con un zurcido y nos vamos con un roto.
Nunca es grato recordar a quién nos abrió los ojos
- la inocencia es un prado verde a la sombra de un álamo-
e inquieta la intuición del candidato a cerrarlos.
Una mirada rica como un plato repleto de fruta madura y fresca.
El reposo entre el espanto.
La vida es este descoserse y hacerse jirones.
Mientras tanto.
© Mariano Crespo Martínez
Dices bien, recordar el día que dejas de creer en los reyes magos, nos costó...
ResponderEliminarAunque fue grato saber que quienes eran tus REYES SIN MAGIA ERAN NUESTROS PADRES Y MADRES...
Precioso ese nacer zurcido y marchar con ese roto...
Corazón que nunca sabrá lo gande que fue.