No busquen respuestas en los poetas
porque no son sabios.
Los sabios deducen,
intuyen los poetas.
Los poetas besan
y los sabios
se muerden los labios
y enarcan las cejas.
En ocasiones, los sabios
sueñan como poetas,
estructuran el sueño
y hacen una teoría, un teorema.
Es de sabios conocer el origen del fuego
y de poetas sentir como quema.
Un poeta huye de la ignorancia
perseguido por la vanidad,
encuentra una señal de prohibido,
y hace a la libertad un poema.
Un sabio busca la verdad,
un poeta la belleza.
Un sabio busca una respuesta
en donde el poeta halla enigmas
con su luna llena.
El sabio es la brújula
y el humilde poeta
es el viajero de ida y vuelta,
el niño que mira el cielo
el hilo,
el viento
y la cometa.
© Mariano Crespo
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