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lunes, 2 de junio de 2014

Crónica




A Kafka que me alivió la adolescencia.
A Paloma que hace parecer rutina esta locura.


Habíamos quedado 
en besarnos un lunes,
aterricé en sus labios 
un martes por la noche
pero a ella y al cielo de su boca
le pareció un plazo razonable. 

Teníamos pensado,
detalladamente, 
que lo nuestro duraría 
el tránsito leve
entre morir, matarse, pasear 
y cepillarse los dientes. 

En apresurados 30 años,
siglo abajo o arriba,
le conté y me narró 
todos sus viajes de ida
desde la panadería de enfrente
 hasta la Conchinchina.


Cortó una cinta de tela 
inaugurando cada arruga reciente. 
Tuvimos silencios, desastres
casas, mares, planetas, 
un calendario y disputas. 
Lo corriente

Ayer quedé para dejarla
pero no acudí. 
Era lunes 
y yo solo me suicido los martes. 

Espero que considere el plazo irracional
no me espere 
y vaya a ver a su madre.
 

© Mariano Crespo

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