Nada es casual.
Que la noche oculte la luz
para que veamos el cielo
o que las mujeres guarden la fruta
debajo de una cicatriz
protegida por vello.
Nada es casual.
Asunto distinto es que llamemos azar
a nuestra ignorancia del argumento.
a nuestra ignorancia del argumento.
© Mariano Crespo
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