Apenas queda nada de lo que pareció un volcán.
Tan solo el recuerdo de un poema que alguien no recitó
mientras nos besábamos.
El mundo se estaba desmoronando,
pero qué más da cuando el reloj del corazón está hecho añicos
y dios había cambiado la eternidad por un contrato basura.
Estoy solo.
Tengo ganas de besarte
pero no tengo evidencias de que existas.
Hace mucho frío aquí dentro
y ahí fuera apenas queda nada de lo que pareció un volcán.
Mariano Crespo
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