de un abril de lágrima fácil, convoco a mis fuerzas
vivas para que no se rindan ni se mueran.
Hay una impertinencia de rosales encendidos que esperan.
La dignidad no está en venta,
no se alquila la libertad para edificar urbanizaciones
con vistas al Mar Muerto.
Si nos han declarado la guerra
apelo a la paciencia de declarar una paz itinerante
con correos de palomas mensajeras.
No me hagan del Gran Capitán,
ni cuentas, ni cuentos.
No se me pierdan por Úbeda.
Por esos cerros.
No ignoro que han puesto detectores de libros
en los aeropuertos.
Y que el título del forro no despista a los perros.
© Mariano Crespo Martínez
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