Fuera de todas las modas
cantará la tuna de Ética
en mi noche de bodas.
Pasaré la miel en la luna
nos haremos novios del viaje
al hueso de una aceituna
por tu autovía sin peaje.
Fuera de todas las modas
me casaré por Consejo de Guerra
oficiado por cabos rapsodas.
Desconozco si es grato al mercado el matrimonio
entre enamorados frente a la boda ante notario
con fusiones de razón social, renta y patrimonio.
Somos de distinto género pero del mismo sexo.
el divino sexo humano.
Amor, me corto el cabello le pido a tu madre la mano.
y tus ojos que brillan cual faros marinos en un anexo.
Y nos unimos por la fuerza del evangelio según San Són.
© Mariano Crespo Martínez
Mi Abuela Carmen, tenía ganas desde su más tierna edad de cortarse el pelo...
ResponderEliminarPero según los evangelio de sus santos padres, las mujeres con el pelo largo gustaban más, una mujer con pelo corto es un macho-pingo...
Cuando tuvo novio, le contaba que quería cortarse el pelo, cosa que no podía hacer... Aquel novio resultó ser luego mi abuelo, Fernando, que le hizo el regalo más deseado en su primera noche de casada...
Mi abuelo antes de retirarse depués de la ceremonia y el refrigerio de bodas de una casa de pobres pero onrados jornalero, cogio una tijeras de costura, entro en el dormitorio, y diciéndole a mi abuela -¿Carmen sigues queriendo tener el pelo corto?-
honrados jornaleros, quise decir
ResponderEliminarEs muy emocionante tu comentario, Carmen. No solo en tus padres estaba grabado. Entre la etnia gitana era sagrado. Recuerdo cuando hace años una amiga enfermera cortó el pelo de una mujer gitana que necesitaba una cura en la cabeza y tuvo que tener protección pues el marido la esperaba para vengarse por no haber solicitado su permiso. Forma parte incluso de nuestra memoria erótica y de nuestro lenguaje. Todavía se dice soltarse el pelo como sinónimo de pasión femenina y a las republicanas se les cortó com humillación. No iba por ahí mi poema pero me alegro que te haya hecho recordar y compartir este recuerdo tan ilustrativo.
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