Cuando yo me soñaba
periodista,
cronista, plumilla, gacetillero,
me imaginaba tomando un largo café
con un venerable poeta,
de tanto duende como poco dinero,
con una actriz con ideas
de esas a las que miras
los ojos y otra cosa,
o cuando la das fuego
otra cosa y la mirada,
sin los ojos de por medio.
Y pese a mi cultura
de andar por casa
escucharía científicos,
pintores, músicos,
filósofos y viajeros,
esos hombres con pipa,
aquellas mujeres con sombrero,
gentes que huelen
a modernidad y aeropuerto,
a perfume caro
y teatro en día de estreno,
que se colocan el dedo en la sien
y hablan como profetas
hasta cuando guardan silencio.
cronista, plumilla, gacetillero,
me imaginaba tomando un largo café
con un venerable poeta,
de tanto duende como poco dinero,
con una actriz con ideas
de esas a las que miras
los ojos y otra cosa,
o cuando la das fuego
otra cosa y la mirada,
sin los ojos de por medio.
Y pese a mi cultura
de andar por casa
escucharía científicos,
pintores, músicos,
filósofos y viajeros,
esos hombres con pipa,
aquellas mujeres con sombrero,
gentes que huelen
a modernidad y aeropuerto,
a perfume caro
y teatro en día de estreno,
que se colocan el dedo en la sien
y hablan como profetas
hasta cuando guardan silencio.
Ahora pongo la televisión
y ahí veo a esos chicos y chicas
con mis mismos sueños
a la puerta de un penal
en el cortijo de un torero
en la tertulia de braguetas
o helados de frío
en mitad de una nevada
para dar testimonio
de como cambia el tiempo.
y ahí veo a esos chicos y chicas
con mis mismos sueños
a la puerta de un penal
en el cortijo de un torero
en la tertulia de braguetas
o helados de frío
en mitad de una nevada
para dar testimonio
de como cambia el tiempo.
Cuando yo me soñaba
periodista,
cronista, plumilla, gacetillero,
y ponía pies a las fotografías
soñaba con la columna
de contraportada
con la entrevista de centrales
o con la necrológica
de los muertos
con derecho a esquela
y a lucimiento de adjetivos
y medias mentiras
con guiños al lector
para que lea entre líneas.
cronista, plumilla, gacetillero,
y ponía pies a las fotografías
soñaba con la columna
de contraportada
con la entrevista de centrales
o con la necrológica
de los muertos
con derecho a esquela
y a lucimiento de adjetivos
y medias mentiras
con guiños al lector
para que lea entre líneas.
Ahora les veo,
corta y pega,
sin alcohol en la redacción,
cambiado el humo por caramelo,
y sin nadie que les anime
a seguir la pista
a una intuición
o a buscar un juego de palabras
para llamar a las cosas por su nombre
- que se note pero no lo parezca-
y poder comer mañana
y hasta jugar una mano de póquer.
corta y pega,
sin alcohol en la redacción,
cambiado el humo por caramelo,
y sin nadie que les anime
a seguir la pista
a una intuición
o a buscar un juego de palabras
para llamar a las cosas por su nombre
- que se note pero no lo parezca-
y poder comer mañana
y hasta jugar una mano de póquer.
© Mariano Crespo
No hay comentarios:
Publicar un comentario