En las fábulas, en los cuentos,
se coloca, generalmente a un niño,
en la encrucijada de ser candidato
a un don o un privilegio,
más tener que renunciar a algo.
Los padres llevados por ese legado,
-los padres educamos por la costumbre
o por mitos no elaborados-
exigimos a nuestros hijos que elijan
y que por descontado
– y ahí está el engaño-
a que renuncien a caminos.
Cuando quise ingresar en un convento
me pedían que prometiese
renunciar a los placeres mundanos.
¡Pero si no conocía ninguno!
Aun ahora, en esta hora de la subida
en que se está al borde del descenso.
tendría dudas insomnes
para renunciar a mi bagaje
fuere malo o bueno,
escrito con tinta y sangre
en la página de los desastres
o en la de los efímeros éxitos.
¡Ay! las renuncias.
El envés con pespuntes del bello traje de la libertad.
A momentos pienso que el orden de la vida
fue escogido en un burdel por un dios ebrio y resentido.
o por mitos no elaborados-
exigimos a nuestros hijos que elijan
y que por descontado
– y ahí está el engaño-
a que renuncien a caminos.
Cuando quise ingresar en un convento
me pedían que prometiese
renunciar a los placeres mundanos.
¡Pero si no conocía ninguno!
Aun ahora, en esta hora de la subida
en que se está al borde del descenso.
tendría dudas insomnes
para renunciar a mi bagaje
fuere malo o bueno,
escrito con tinta y sangre
en la página de los desastres
o en la de los efímeros éxitos.
¡Ay! las renuncias.
El envés con pespuntes del bello traje de la libertad.
A momentos pienso que el orden de la vida
fue escogido en un burdel por un dios ebrio y resentido.
© Mariano Crespo Martínez
No hay comentarios:
Publicar un comentario