Confieso
que he puesto carmín rojo
a la palabra labios
y que deliraba mi vientre
cuando desnudaba tu relato.
Confieso
la evidencia del vértigo si caigo
y la levedad pétalo del tacto
sobre el velo tórrido del arrebato.
Lo que atardece y contemplo, amor, me lo callo.
© Mariano Crespo
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