Uno empieza a entender
que el mundo es una fila en desorden
cuando viaja en maletas de mujeres
que tienen por rutina perder el equipaje
o, como en las tribulaciones de un globo,
empiezan a soltar lastre,
que el mundo es una fila en desorden
cuando viaja en maletas de mujeres
que tienen por rutina perder el equipaje
o, como en las tribulaciones de un globo,
empiezan a soltar lastre,
Dado que nadie respetable,
con vocación de víctima,
nace con experiencia laboral
de bombero, con última residencia
conocida en cualquier desastre,
comienzan a suceder peripecias
para las que careces de palabra
que las bautice y dé nombre
tan solo signos de interjección
y alguna blasfemia sin dioses.
con vocación de víctima,
nace con experiencia laboral
de bombero, con última residencia
conocida en cualquier desastre,
comienzan a suceder peripecias
para las que careces de palabra
que las bautice y dé nombre
tan solo signos de interjección
y alguna blasfemia sin dioses.
Uno empieza a entender
de qué va este extraño pasatiempo
cuando una de esas mujeres
que te dejó en una consigna,
reaparece por el reloj de arena,
abre la puerta y te pregunta
dónde estuviste durante esa ausencia
que le destrozó las vísceras
y acostumbraron al hielo sus venas.
de qué va este extraño pasatiempo
cuando una de esas mujeres
que te dejó en una consigna,
reaparece por el reloj de arena,
abre la puerta y te pregunta
dónde estuviste durante esa ausencia
que le destrozó las vísceras
y acostumbraron al hielo sus venas.
La salvación es que has
aprendido
el salvoconducto, la contraseña:
esperando, amor, a que volvieras,
no concibo el mundo sin tu presencia.
el salvoconducto, la contraseña:
esperando, amor, a que volvieras,
no concibo el mundo sin tu presencia.
En ese momento uno ya ha
entendido
que siempre hay alguien que gira la ruleta
o empieza a repartir cartas
de una baraja vieja de estreno
como esa estación de vías muertas
que renacen e inauguras cada primavera.
que siempre hay alguien que gira la ruleta
o empieza a repartir cartas
de una baraja vieja de estreno
como esa estación de vías muertas
que renacen e inauguras cada primavera.
© Mariano Crespo
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