Cuánto
me gustaría
dedicarte un bolero por la radio
como cuando había tranvías,
peticiones del oyente,
gabardinas y sombreros.
Una canción pastosa
para derramarse bailando
con un mensaje cifrado
por un botánico
y un lector de Cortázar,
por un confesor de fulanas
y un cobrador de morosos.
Para contarte, amor,
esa deuda impagable que te debo,
el olor a pensión de mis deseos,
el laberinto de tus pétalos
y esa magia de la inquietud
de las palabras llanas
que habitan en el umbral de tu sexo.
En un desgarrado watsapp,
no estoy preparado,
No me manejo.
Vengo de la generación
en que se arrancaba una orquesta
cuando iniciabas un beso.
dedicarte un bolero por la radio
como cuando había tranvías,
peticiones del oyente,
gabardinas y sombreros.
Una canción pastosa
para derramarse bailando
con un mensaje cifrado
por un botánico
y un lector de Cortázar,
por un confesor de fulanas
y un cobrador de morosos.
Para contarte, amor,
esa deuda impagable que te debo,
el olor a pensión de mis deseos,
el laberinto de tus pétalos
y esa magia de la inquietud
de las palabras llanas
que habitan en el umbral de tu sexo.
En un desgarrado watsapp,
no estoy preparado,
No me manejo.
Vengo de la generación
en que se arrancaba una orquesta
cuando iniciabas un beso.
© Mariano Crespo
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