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miércoles, 30 de mayo de 2012

Primavera en alerta




 A la espera.

Estando el sol en lo alto nos van a regalar un estío con niebla.
Como en la sala de espera de las agonías
nadie rompe el silencio por si algo se altera.

A la espera.

Ninguna mente alumbra una idea que se transforme en palabra.
El grito es un lamento sordo sin argumento.
 La rebeldía no tiene guión.
Nadie apuesta a ciegas por ninguna bandera.
Por qué miramos con desconfianza a los pájaros.
Algo me dice que porque vuelan
Que nadie se mueva hasta saber hacia dónde.

A la espera.

Nuestros vigías tienen el desconcierto grabado en la cara.

Hay noticias confusas sobre el paradero de los profetas.

© Mariano Crespo Martínez








El tiempo




LLegará el día,
el tiempo así lo demanda,
en que mi vida transcurra plácida
sentada en alguna plaza.
Para esa jornada deseo memoria,
salud para los amigos,
algo de oído,
 que los ojos resistan,
sol, perros, pájaros, gatos,
curiosidad por lo que pasa
un árbol con experiencia
y que pille a mano tu casa.
© Mariano Crespo Mart
ínez
 
 
                 

lunes, 28 de mayo de 2012

La vida para quien la trabaja


 
 

 Mi madre se suicidó de muerte natural.

Dijo que se iba a ver a su hija
y le sobraban médicos para ese viaje.

Conozco los ojos de niños
con embarazos voluntariamente truncados
porque vi los ojos de sus madres.

La vida para quien la trabaja.
Los templos carecen de piedad y útero.
Ningun ser humano es un código de barras,
ni un angelito en el limbo

ni un vegetal sagrado.

Vomito cuando hablan curas, autoridades sanitarias y jueces.
De ese rio individual que desemboca en la vida no entienden.
Ni quieren.
La muerte se paga al contado, las hipotecas son un atraco.
© Mariano Crespo Martínez

               
                

domingo, 27 de mayo de 2012

Monocolombo






 Desde que vi tus ojos,
no deshojo margaritas.

He puesto todos los huevos en el mismo cesto.
 
Me riega perfume con esencia de canela.
He recogido las llaves del fondo del mar.
He arrojado al fuego mi agenda.

He puesto un telefono rojo en mi mesilla por si me sueñas de urgencia.
Y me paso las noches poniendo tu foto
de marcapáginas en mis libros de poemas.

© Mariano Crespo Martínez


                                 
               

Novela sin título


Hubo un tiempo remoto en mi existencia
en que no daba ninguna historia por cerrada.

Algo me dice
- una ingrata certeza-
de que ninguna
estuvo abierta.

Conservo un anecdotario
de eventos como perlas
huerfanas de un collar
inexistente
que nunca
adornó un cuello.

Es dificil poner título a una novela con más huecos que texto.
Con más tumbas que muertos.

© Mariano Crespo Mártínez


                  

La memoria de la ingratitud




Tenía un corazón municipal
y una bragueta global.

Nunca entenderé la mezquindad
 
de los hombres a los que prodigó
su  natural esplendidez
y las muchas mujeres
de las que fue exquisito guía
por los caminos del placer
y en plazuelas y mentideros
murmuran heces de él.

Hay damas que cuando se recogen
modifican no solo su propia biografía
sino la de los demás.

Hay caballeros que cuando se instalan
pierden memoria de su pasado
como por azar.


© Mariano Crespo Martínez



               

sábado, 26 de mayo de 2012

Devoto de la belleza accidental




"Amor es lo esencial.
Sexo, mero accidente..."
FERNANDO PESSOA
(a
Mayte Albores)

De acuerdo con Pessoa y los sabios.
Es mas esencial el amor que el sexo.
Qué añade de hermosura a tus labios,
ser esenciales, sobre mi efímero beso.

¡Bendita belleza accidental!

Soy tu devoto obseso.
La carne es espiritual.
El amor amor, un exceso.

 



 © Mariano Crespo Mártínez



               

Los viejos cafés





Cuando la noche se fumaba,
la seducción daba lumbre.
Con un ¿me das fuego?
han comenzado hecatombes.

A la hora de barrer los cafés
recogían junto a las colillas
los besos intentados,
mucha ceniza
y, en una servilleta arrugada,
mis sonetos sin destino
ébriamente rimados.

Si no conservas el olor a fósforo en los dedos
ni citas de memoria los malditos versos de los náufragos
es que te guareciste de neones, de estrellas,
y no supuras por las cicatrices de los estrellados.


© Mariano Crespo Mártínez
© Fotografía: Willy-Ronis


                  

Armonía





Qué quietud con tu llegada.
Qué acompañada ausencia.
El caos se ha tomado una tregua.

Perteneces ya al espejo roto
donde de niño solía ensimismarme,


Creo que mi olvido jamás osará empadronarte.


 
Hace tiempo que no se me incendia la cabeza.

© Mariano Crespo Mártínez




                               

viernes, 25 de mayo de 2012

La semilla del engaño





No creo que nadie conozca
como yo conozco mi careta.
En pantalones cortos
hacía entrevistas a solas
a otros que no era.

He sido un impostor.
Es difícil que me mientan.

Pese a estos antecedentes me has engañado profundamente.

No debo manipular a mi favor la trama del embuste.

No me admitas ningún reproche.

Soy tu cómplice

© Mariano Crespo Mártínez


                   

Efectos secundarios





Para la resaca del amor.
Para el dolor que deja
la amputación de otro cuerpo,
no conozco otro remedio
que leer de amor versos.

Ir reduciendo la dosificación
-cada vez mas breves y leves-
para quitarte la adicción
al vacío del aire
y tomar tierra suave.

Ya sin temblores,
recuperado el resuello,
el animal se transforma.
temporalmente.
en ángel.

Entonces retorna la razón
y vuelves a ser nadie.
Perdón, hombre.


© Mariano Crespo Mártínez

        
                      

jueves, 24 de mayo de 2012

Valor y precio







 Si escribir cotizara en bolsa
los poetas invertirían en otros valores.

Amamos la palabra sobre todas las cosas.
tanto como conocemos
que al igual que el Partenón
o los grandes linajes
o los imperios gloriosos
tienen su belleza en la caída
el esplendor en la ruina.

Los derrotados son invencibles.
La esencia del fuego son las cenizas.


© Mariano Crespo Martínez


                

miércoles, 23 de mayo de 2012

El futuro no existe pero es la vida




Cuando tienes miedo al futuro
se levanta en armas la mañana
y pone cortinas sin ventana
a tu horizonte que es un muro.

Cuando tienes miedo al futuro
el presente es una vela apagada.

Cuando eres una vela sin llama
solo habitas el museo de cera.

Cuando moras en el museo de cera
la vida no te besa solo te observa.

Cuando la vida no te roza ni te besa.
si no estás muerto
es que te falta la etiqueta.
Estás en la lista de espera. 



© Mariano Crespo Martínez



          

martes, 22 de mayo de 2012

El gato de tu tejado

 
 

El gato de tu tejado
está aprendiendo a escribir.

El gato de tu tejado
ha cambiado
seis vidas por vivir
por una a tu lado.

El gato de tu tejado
está aprendiendo a escribir
cartas de enamorado.
© Mariano Crespo Martínez


                    

Don Domingo, el de la patilla tiesa




Le llamábamos don Domingo
el de la patilla tiesa.
Le decíamos así,
tan crueles,
porque usaba unas gafas
de pasta con una sola pierna.
 

En todo el curso, don Domingo,
y su delgado monedero
no pudieron evitar
que su gafa no fuese cojita
y con celofán mantenida
a flote en el vértigo de la cara.

Era y es mi colegio público,
el "Manuel Sainz de Vicuña",
en Moratalaz donde juega
mi niñez y come pan y quesillo.
En donde hay un guá
para mis canicas
y un círculo para la peonza.

Ahora, me dicen,
le quieren quitar a don Domingo,
y a nosotros, sus niños,
la otra patilla
porque quieren acabar
con la enseñanza pública.

Y eso si que no
que no me toquen la infancia
ni la de mis hijos.

Ni le intentan robar
el sostén de sus gafas
a mi maestro, don Domingo,
el de la patilla tiesa.
 

 © Mariano Crespo Martínez 

 
               

Pregunto humíldemente





Han creído insultarme
en tantas esquinas de mi vida
señalando con desprecio
que me apunté
a la cultura de la derrota.
Y decían que eso era de cobardes.

No lo sé.

Pero ahora pregunto
humildemente:
¿Adónde nos ha llevado vuestro éxito?

© Mariano Crespo Martínez 


               

El fugado




Cuando niño me regalaron
un tren que descarrilaba
antes de cada estación.
Aprendí a montar sus vías
y el alfabeto de mi decepción.

Años más tarde
cuando un temblor
de vías se alojaba
en la estación del corazón,
irremisiblemente huía,
confundiendo el miedo
a los adioses,
antes de los holas,
con una libertad
vana y de ocasión.

Croe que algunas
de aquellas chicas 

me recuerdan
como un fugado.

Alguna me lo ha perdonado.

Otras me guardan
en un lugar destacado
en el desván del rencor. 



© Mariano Crespo Martínez


                     

Secretos involuntarios




Siempre hay un misterio,

un secreto en cautiverio,

que no te abre

la llave grande
ni la pequeña llave

porque ni todos los cerrojos

son penetrables

ni tú, no te engañes,

quieres saber

más de lo que sabes.

© Mariano Crespo Martínez
Imagen:
Judith Barreto




                           

lunes, 21 de mayo de 2012

Poesía




No llegaré a gran poeta.
Abomino de poemas esdrújulos
construidos tan académicamente
que para encontrar una emoción
hay que ponerse a escarbar
con un diccionario,
las uñas y mucha piedad.
Respeto mucho los ripios.
Me pierden las coplas populares.
Muero por los carnavales de Cadiz.
Mato por un arranque
de duende en un tablao lunar.
Suspiro con un buen rap.
Disfruto con el ingenio
de las grandes pintadas:
"Si la patria te llama
hazte el sueco".
Cuando existe el ingenio
no hace falta rimar.
Adoro los pregoneros.
Los pareados de los mercados
añejos me hacen comprar.
Incluso me parece una oda
cuando oigo al pueblo gritar:
"Va haciendo falta ya
una huelga general".
© Mariano Crespo Martínez

La higiene



Cuando se sentía muy sucio.

Cuando sus poros le urgían humedad.

Cuando ansiaba empaparse de vida.

Cuando no soportaba la mugre
pegajosa con que te pringa la soledad,

gritaba que se iba a la ducha

y hasta que no se lo permitían,

llovía, porque no cesaba de llorar.


En la Comunidad nunca entendían

como, tras siete largas semanas
sin suministro de agua,

aquel hombre volvía empapado,
de una inutil ducha cerrada

y sonriendo como hacia tiempo
no recordaban ninguna boca

desgarrarse de felicidad.


© Mariano Crespo Martínez

Foto NAN GOLDIN

Nunca es triste la verdad lo que no tiene es remedio




El problema,
formulado en términos simples,
se reduce a esto:
Han perdido su dinero y el nuestro.



La solución,
formulada en términos simples,
se reduce a esto:
Robarnos nuestro dinero y nuestros derechos.

Pero ellos, por pudor,
lo cuentan en términos
más oscuros y complejos.


© Mariano Crespo Martínez




                                

La paradoja del amor suicida




De todos las afliciones
que el ser humano padece
en su condición,
de las que más abomino
son las que el mismo
se infiere.

Por eso aquel que ama al semejante
es un espiritu noble
porque está amando
al posible hacedor de la belleza
y a sus vez, de igual modo,
al posible hacedor de la barbarie.

Quizá ya es sabio
y esté empezando a perdonarse. 

© Mariano Crespo Martínez




                             

viernes, 18 de mayo de 2012

Corrida





Tocó la dura tela
del traje de luces.
La acarició
muy despacio,
y la posó sobre la cama.
Luego se desnudó
de un solo golpe de hombros
del escaso batín
que la tapaba.
 

 El me dijo
que ella, con parsimonia,
se soltó el pelo
como quien cita en corto
como quien reta
con la mirada y los pezones
desafiando a losojos
y que, mirándole fijamente,
se acercó hasta su oído
caminando despacito
cruzando el paso.
Allí susurró
que ese traje
no era un regalo
había que ganarselo
en el ruedo.

Y tuve la certeza
de que aquel muchacho
lo había hecho,
arriesgando en los terrenos
en donde manda ella
porque llevaba el cuello
marcado
como quien viene
de dos faenas
desafiando a la muerte
donde se coge
y se pierde el miedo
y. si no te vienes abajo,
te da derecho
a mirar de frente.

© Mariano Crespo Martínez

                   
                               

martes, 15 de mayo de 2012

Reivindico la pausa


El entorno, el marco, el tiempo
son determinantes en la naturaleza
de nuestros actos.

No sé si se deberá a que me estoy haciendo viejo
pero añoro los largos paseos por la orilla del Duero,
jugando con un junco y admirando los álamos,
esas tardes de pelar manzana para la compota
o de quitarle piedras a las lentejas.
O esperar la noche sentado en el poyete
jugando con unas piedras.

Cuando fui al ejército
descubrí que todo el proceso de formación
consistía en que actuaras rápido
al sentir una orden gritada
nunca explicada,
que la eficacia era no dudar
y si no podías estar muerto.

Por eso te hacían desfilar
porque es todo lo contrario
que un paseo.

Más adelante descubrí
que lo moderno, lo posmoderno
era vivir en el vértigo,
pisar el acelerador al cerebro.
La vida era de tal velocidad
que hasta los más veloces
se dopaban para ir más rápido.

¿Hacia dónde?

Qué más da, rápido, rápido, rápido.

Y alto, hasta la luna.

Hasta el infinito y más allá.
Como decía un filósofo de plástico.

Ser inteligente era no tener pausa
te lo decía du director de banco
para que firmaras la póliza,
el vendedor de chalés
con vistas a la nada,
la compañía de móviles,
-que tremendo el móvil
acabó con los paseos-
y hasta los trileros.
Todos nos han pedido
decisiones rápidas.

Y hasta aquí hemos llegado.
Cuando hasta los entrenadores
de baloncesto en cuanto las cosas van mal
piden un tiempo muerto.

Necesito un tiempo vivo, mio,
muerto para el delirio,
vivo para el sosiego.

Estoy harto,
Reivindico la pausa,
el paseo al borde del Duero,
mis charlas con los álamos.
Las conversaciones con los amigos.
El cine con guionistas y argumento
aunque no tenga 3 D,
mejor en blanco y negro,
pero que salgas de una película
y te acuerdes de un diálogo para toda tu vida
y no con cara bien ganada de memo.

Reivindico,
la pausa,
la quietud,
el jazz,
la música barroca
y la lectura en silencio.

Posiblemente no llegue a nada,
pero después de pelar manzanas para una compota,
nadie sale corriendo a asaltar un nido de ametralladoras,
a comprar acciones de bolsa,
a votar a su asesino,
a comprarse un apartamento en el Purgatorio,
a hacer todas esas cosas
que resultan inimaginables
tras pasear por la orilla del Duero,
tras conversar con los álamos,
tras pensar mientras escuchas
el canto de los pájaros.

© Mariano Crespo Martínez
Foto: Anne Zimmermann Hein



                                

domingo, 13 de mayo de 2012

POEMAS PERDIDOS





El mejor poema está escrito con palotes y garabatos.

En la rivera del río de la servilleta de un bar.

 
En las esquinas café del diario.

En la palma futuro imperfecto de la mano.

El mejor poema anda extraviado
en un cabás sin merienda
de la memoria escolar
y no logramos rescatarlo
de entre el polvo de la tiza
y las moscas que no cazamos.

El mejor poema lo olvidamos cuando nos expulsaron del paraíso.


© Mariano Crespo Martínez



                  

sábado, 12 de mayo de 2012

paloma en rojo




Cuando te ardes incienso

como un duende sin lámpara,

bruja dueña de la pócima

que rompe el hechizo


que separa al hombre

esclavo del tedio

del pajaro alado
del entusiasmo
sabio,
rojo,
pez,
ojo.

Otra vez sabio, rojo, pez, ojo.
Ojo de pez
sabio rojo
ojo,
pez.

Cuando te ardes incienso,

cirio que no se apaga

espíritu de la belleza

candelita sagrada,

medallita de plata,
paloma blanca,
ave alada
de la bonanza
sabiduria
nítida,
alba.

Cuando te ardes incienso
quiero, deseo, amo,
jadeo, lloro,
no pienso,
siento,
me
derramo.
Otra vez quiero, jadeo, amo, me derramo.
Otra vez
nítida,
sabio rojo,
alba
ojo,
pez.

Cuando te ardes incienso
me derramo,
no pienso,
siento,
amo,
pez.

© Mariano Crespo Martínez



viernes, 11 de mayo de 2012

GULLIVER



"Lo que fuera de mis compañeros del bote, como de aquellos que se salvasen en la roca o de los que quedaran en el buque, nada puedo decir; pero supongo que perecerían todos."
Jonathan Swift. "Viaje a Liliput"


Si no eres adicto a
los naufragios
no has nacido para narrador.
Los viajes plácidos
no dan para un relato
siquiera para una conversación
tediosa, aburrida la chimenea,
dormido el jarrón.

Si quieres ser narrador
especialízate en charcos y lodos.
Siéntate en el banco del parque
por el que las mujeres transitan
deprisa y sollozando
con un pañuelo que no tienen
y el corazón sangrando.

Contempla en la puerta
del centro sanitario
al hombre rocoso y fuerte
que con un sobre grande
y un diagnóstico en la mente
se desmorona en una esquina
y vomita la bilis del miedo
y del desamparo
que no conforta el aire.

 Observa los parques
y contempla al niño
con el que no juega nadie.
Y al gorrión recién nacido
que no logra alzar el vuelo
y pía un SOS a su madre.
Al gato que perplejo lame
a su hermano atropellado
que primero, convulsiona,
y después no es nada, nadie.
Oberva la mirada del gato
y, si te quedan emociones,
irás a blasfemar al retrete.

Detente en la librería
a observar al inmigrante,
de color pobreza,
que, a escondidas, lee el Marca,
con los ojos brillantes
por el triunfo del Atleti.
Agachado y muy pendiente
para que no le saquen tarjeta roja
y tenga que irse a la calle.

El espectáculo de cabezas bajas
que nos ofrece el metro
cuando alguien entra
y con la mirada opaca,
de la retina vencida por el jaco,
reza una letanía de juglar
por si su miseria urbana
conmueve a la anciana
que perdió un hijo yonqui
o al desempleado
que se le ha dado comprender
que siempre hay alguien
por debajo en el escalafón
miserable de la cotización
en el vertedero del mercado,
en el índice “sin salida”
del que nunca informan
los diarios bursátiles.

Si quieres ser narrador
no has de huir de los naufragios.
Pero no te dejes vencer por el sueño
o te apresarán los enanos.



 © Mariano Crespo Martínez


                         

jueves, 10 de mayo de 2012

El camello de alegría



(A mi amigo Isaac Rosa y los trabajadores de "Público) Hay un ciudadano africano,
de color negro,
que, a la puerta del supermercado,

vende su sonrisa,
aunque tenga "la farola"
en la mano
como capote o engaño.

Yo creo que le he visto
la misma solitaria revista
desde hace mas de un año.
-le vigilo fingiendo que leo
un periódico cerrado,
"Público", por poner un caso-.

Con lo que empiezo a sospechar
que todos mis vecinos
guiados por mi misma carencia
le compran el producto de su alma
en la trastienda de sus ojos,
en el escondite de su boca,
como una mercancia prohibida
por extravagante y extraña.

Porque el negrito de mi esquina
como antes, en el franquismo,
mi librero de cabecera,
vendía una cosa clandestina
y mostraba a Pemán o Cela.

La policía que nunca se entera
cree que vender la farola
y lo que nos vende es la sonrisa,
-droga dura en estos tiempos-
sin permiso y sin licencia.

 Tiene una dentadura perfecta
Yo tengo caries y un puente.
No sé si tendrá papelas
pero yo no tengo periódico.

© Mariano Crespo Martínez




Amo a los locos



Amo a los locos.
Amo a los solitarios.
Amo a los perdedores.
Amo a los despistados.
Amo a los soñadores.
Amo a los ilusionados.
Amo a los que hablan solos.


Amo al que te besa,
amor mío,
con las ganas
de un día de fiesta.

Tengo que hablar con mi terapeuta.
Creo que me empiezo a querer un poco.

© Mariano Crespo Martínez





                                                 

Plenilunio en el delirio






Vivo de noche.


-Adoro el álgebra-

No sé por qué me llaman lunático.

-Abomino la sopa fría de estrellitas-

Solo quiero ver lo que es luz llena.

-Las luces fluorescentes hieren-

Una luz que crece

-Los pasillos son como un ajedrez.
y que también mengua.  


Que me llamen noctámbulo.
Nocheo de vida.
Alunizo en plenilunios.
Tengo cara oculta.
Estaba solo como ella.

Y ella vino en septiembre,
luna roja de carmín,
luna negra.
Sus labios atacaron mi boca
que sorprendida, desarmada,
saco bandera blanca
y se rindió a su beso
como una anexión
de saliba y espuma.
Ahora soy el amante
prisionero de la luna.


Pero no se asusten.

-el médico viene por las mañanas-

Si me conocieran bien

-las monjas son putas y malas-
 

me llamarían vidático.

- no me gusta que me den corrientes en la cabeza-
 

De vida llena.

-tengo una estampa de la virgen del Carmen-

De vida que crece.

-los domingos ponen paella-

De vida que también mengua.



No se enamoren de la luna,
es lunatíca pérdida
y la pobre no lo sabe,
y estos hombres que se rien
también lo ignoran.

Pero al amanecer me dan leche templada,
blanca como mi luna,
y unas lunitas llenas, pequeñas
en desayuno, comida y cena.


 © Mariano Crespo Martínez

            
                                

LA UNICA FORMA QUE SABEMOS DE VENGANZA



 "Podemos imginarlo todo, predecirlo todo, salvo hasta donde podemos hundirnos" E.M.CIORAN

La otra noche,
en la placidez del sofá,
descansando con mi amada
vimos en pantalla grande
un documental sobre Mauthausen.

Los presos eran informados
de su mortal destino
con música de opera.
No se puede hacer
un uso tan carroñero
de la liberadora cultura.
La belleza como envoltura
de la barbarie.

El espanto fue invadiendo
nuestras cabezas al comprobar
de lo que es capaz un hombre
cuando ha desposeido a otro
de la legitimación de su igual
de su consideración de prójimo
por un invento de razas puras
por un cuento de pueblos elegidos
por el castigo a ideologías adversarias
por el cultivo de putos mitos
de curiosas religiones,
que predican el amor
con la ira de sus dioses
como patrón de comportamiento.

Abandoné lo poco que tenía de una fe
cuando estuide que ese dios
mandaba a un padre
matar a su hijo para probar
su obediencia
y su fe inquebrantable.

No he echado ni vertiré
sobre la cabeza de mis hijos
agua de un dios
que en un ratito de ocio
me podría mandar
matarles.
com prueba de amor.

En la cama
tuvimos que reconciliarnos
con la especie
de la única manera que sabemos.
Mágica, dulce, suave.
Porque el amor es
nuestra única forma de vengarnos
de esos tipos sin escrúpulos
que nos están rodeando.
Y no aman, no saben.
Y de esos dioses miserables
que si aman y saben
tienen un sentido del humor
parecido al de Mauthausen.
 

© Mariano Crespo Martínez 


                   

miércoles, 9 de mayo de 2012

Liebster Blog

LIEBSTER BLOG AWARD



Nadie leía los blogs. Entonces, Blogueros Reunidos SA idearon los premios Liebster. Ahora, las páginas siguen sin ser leídas, pero al menos las aireamos.Para mi sorpresa, alguien se fijó en mi blog de poesía como en uno de los cinco que señala el premio y ese alguien fue Amando García Nuño  que lo hizo a traves de su blog http://parecequevuelvotarde.blogspot.com.es/,
 
 .



Me toca, pues, el premio, y ahora soy yo en elndargado de repartir injusticia y elegir mis cinco damnificadoa . Aquí están:

http://elhuevoizquierdodeltalento.blogspot.com/  De Carlos Salem
http://rodolfoserrano.blogspot.com/ De Rodolfo Serrano
http://abarloadosalsol.blogspot.com/ de Pilar de Sebastián
http://pilarblancounzue.blogspot.com/ De Victoria Geijo
http://yomellamocata.blogspot.com/ De Dawn

Enhorabuena a los premiados. Un beso por haber hecho injusticia y el resultado seaís vosotros.

Instrucciones de montaje del Liebster, para los elegidos:
1. Copiar y pegar el premio en el blog y enlazarlo al blogger que te lo otorgó.
2. Señalar tus cinco blogs preferidos con menos de 200 seguidores y escribir comentarios en sus blogs, o por cualquier otro medio, para que conozcan que han recibido el premio,

3. Y, por último, esperar a que esas bitácoras continúen con la cadena y elijan a sus 5 blogs preferidos.
*****
Que siga la bola...

domingo, 6 de mayo de 2012

Solo la luna y yo sabemos tu nombre




Solo la luna y yo sabemos tu nombre.

Alguna vez, sabes,
si me acompaña la fortuna,
haré un programa de radio
por la noche
con ese título tan largo
y con jazz, boleros y tangos.
Un programa agarrao
y bailable.

¿Te acuerdas de mí?

Soy ese tipo que se para en los escaparates
a ponerte vestidos que llevan mujeres
de plástico, sin tus ojos verdes.

Soy ese tipo que lleva tu anillo
en la mano que te acaricia el pelo.
El loco del sombrero
que te confundía Barcelona
desde la bodega de aquel barco
acristalada para curiosos
japoneses, madrileños
y enamorados sin pasaporte.

¿Te acuerdas de mí?

En la facultad de medicina
quería besarte.
Soy el alto y desgarbado
con el que te negabas a ir al cine,
con el que te rozabas
y te daba miedo y calambre.
Por eso en los taxis
buscabas refugio en la esquinas
y en las comidas con amigos
nos eludíamos la mirada
como ciegos que se tienen hambre.

¿Te acuerdas de mí?

El tipo al que regalaste una cartera
para que guardase el aire
y un reloj para que no se confundiese
de año y supiera el espacio exacto
de tiempo que faltaba
para volver a abrazarte.

¿Te acuerdas de mi?

Solo la luna y yo sabemos tu nombre.

La gente imagina,
supone,
hace cábalas,
pero ignora tu perfume
y la esencia de ternura
que conforma tu talle.
Y el tesoro sin isla
que en tu cabeza yace
.


© Mariano Crespo Martínez

            

Perfume redentor




Abrió un ojo.
Empezó a tomar conciencia
de su nombre (elegido por su abuela)
de su oficio (elegido por su padre)
de la casa que habitaba (elegida por su madre)
del día de la semana (elegido por los dioses)
de lo que le esperaba en la jornada. (elegido por su peor enemigo).
...

Se cubrió la cabeza con una sábana
con vocación de sudario o de mortaja.
Y entonces sucedió.
Aquel perfume
le llegó a la nariz
-un órgano humilde acostumbrado
a catarros, alergias y accidentes-
y le encendió el cerebro
que le alborotó la entrepierna
y, como un guerrero de Venus,
armado para una fiesta.
saltó de la cama
de un brinco
sin memoria.

Ya merecía la pena,
la hora del mísero despertador,
el puñetero día
y la asquerosa semana.
Todo tenía un color
entre la manzana de la concordia
y el beso de la duda.

Y en ese preciso instante,
cuando conectaba la radio,
pensó que la felicidad
debería ser algo parecido
a eso que le devolvía el espejo.
Esa estúpida mirada
de conejo o de ángel
que había elegido
por sí mismo
para ese día.

© Mariano Crespo Martínez


               

TU ERES MI HERMANO




Tu eres mi hermano.
Hijo de mi misma madre.
Tu eres mi hermana
la que está haciendo la calle
y que vino a cuidar niños
engañada por el hambre,
seducida por los neones
y los escaparates.

Tú, al que niegan la salud
por un asunto de papeles.
Tú que devuelves la casa al banco
y le debes lo que no tienes
después de haber vivido en un andamio
de edificios que no venden.

Tu eres mi hermano
al que piden los papeles
policías que te ven el color de cara
o la miseria en la que vistes
y los cartones en donde duermes.

Tú eres mi hermano
y no somos españoles,
ni europeos,
somos del planeta.
Tenemos los mismos derechos.

Tu eres mi hermano
y el de ellos
los que te expulsan
y te niegan
como el numero trece maldito
de las doce tribus que mandan.
Me ha tocado ser Abel
y a ti Caín,
en un reparto miserable
pero la tierra es nuestra madre.
Y no entiende de estirpes malditas.
Ni tu quieres asesinarme.

Tu eres mi hermano.

Ni yo quiero verte desnudo y errante.

Tu eres mi hermana,
ángel caída en la calle.


© Mariano Crespo Martínez