Qué quietud con tu llegada.
Qué acompañada ausencia.
El caos se ha tomado una tregua.
Perteneces ya al espejo roto
donde de niño solía ensimismarme,
Creo que mi olvido jamás osará empadronarte.
Hace tiempo que no se me incendia la cabeza.
© Mariano Crespo Mártínez
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