El mejor poema está escrito con palotes y garabatos.
En la rivera del río de la servilleta de un bar.
En las esquinas café del diario.
En la palma futuro imperfecto de la mano.
El mejor poema anda extraviado
en un cabás sin merienda
de la memoria escolar
y no logramos rescatarlo
de entre el polvo de la tiza
y las moscas que no cazamos.
El mejor poema lo olvidamos cuando nos expulsaron del paraíso.
© Mariano Crespo Martínez
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