Cuando has cumplido los suficientes años como para tenerte piedad.
Cuando te llega el amor como autobuses a los que subes sin tener billete.
Cuando cuentas los misterios dolorosos del recuerdo de tu lado negro.
Cuando piensas que para querer de verdad a alguien hay que conocer sus recovecos.
Ya no ves en blanco y negro.
En bueno y malo.
No hay dios y diablo.
Has dejado de ser un niño
al que se diseña un universo
que le oculte los miedos.
Cuando para que ames a una nación te cuentan sus leyendas.
Cuando impiden a la piedad viajar fuera de tus fronteras.
Cuando las miserias de tu tierra son una propaganda extranjera.
Cuando ya no subirías a trenes en marcha que te lleven fuera.
Entonces eres un niño
nacionalista,
con bandera,
con dios,
con enemigos,
con dogmas,
con fronteras.
Sé feliz,
o sea,
ignora los valores de los que has abdicado.
Cosas nimias,
como la libertad,
la verdad,
la duda,
o la belleza.
Que los muertos le tengan mucha fe al dios pasado
solo es prueba de que las tradiciones son una rémora.
© Mariano Crespo Martínez
No hay comentarios:
Publicar un comentario