Me preguntan las margaritas blancas
qué nos atrae tanto de lo que nos daña.
Las blancas margaritas me deshojan:
Sí, nos gustan los besos de riesgo.
No, el frío se combate con ovillos de lana y fuego.
Confieso a las flores blancas de las dudas
que yo, como todo trapecista,
conozco que el amor es encontrar las manos
leales para cuando uno se lanza al aire
a volar sin alas ni una red de aeropuerto
el otro antes de soltarte perdería la vida.
La margarita afirma, niega.
Las blancas flores me contestan
que, como ellas, elijo y me escogen por olfato
porque la fe es ciega.
No, el frío se combate con ovillos de lana y fuego.
Confieso a las flores blancas de las dudas
que yo, como todo trapecista,
conozco que el amor es encontrar las manos
leales para cuando uno se lanza al aire
a volar sin alas ni una red de aeropuerto
el otro antes de soltarte perdería la vida.
La margarita afirma, niega.
Las blancas flores me contestan
que, como ellas, elijo y me escogen por olfato
porque la fe es ciega.
© Mariano Crespo Martínez
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