elevarme al conocimiento
del respeto que los monjes
guardan a la palabra
con el voto de silencio.
Dudo que esa energía callada
ese sagrado incienso
purifique la cochambre
de los pregoneros del amo,
los nadie de alguien
que invaden cada casa
por la alcantarilla del cable.
Los dioses
no prestan oídos a necedades.
© Mariano Crespo
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