En la breve juventud en que fui actor
pedí dolor prestado para mis máscaras.
En la breve juventud en que fui poeta
pedí dolor prestado para mis quejas.
Cuando me llegó el tiempo de dolor
ni lo representé
ni hice poemas.
Escribimos de lo que no sabemos.
Vivimos de experiencias ajenas.
Necesito este otoño
para representar esta función de la vida
y sentarme a escribir encima de mi maleta.
La tinta,
la sangre,
ya es de mis propias venas.
Mi máscara es idéntica a mi cara.
© Mariano Crespo
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