Las cosas de las que más he aprendido
no las puedo contar
dando todo lujo de detalles.
Mi vida,
aunque os parezca mentira,
no la adorno para fascinar
sino la enmascaro en trampas
para no ser descubierto.
Mis silencios, ay,
aquellos pocos que los conocen
saben de su desgarro
de vísceras y cemento y cables.
Como los tuyos si aun no has decidido morirte
y paseas a tu cadáver de cuerpo ausente.
Pese a las apariencias
un órgano atesora todas las conmociones
de la música aunque calle.
Guardo silencios para no avergonzar a los dioses.
Y si no que tengan el valor de bajar
y desdecir las palabras que custodio.
Os regalo eso que se llama orden.
Segundos fuera.
En mi caos mando yo.
© Mariano Crespo
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