que la amistad está sobrevalorada.
Como los estudios universitarios,
la muerte o las pollas largas."
Cuatro amigos. DAVID TRUEBA
Cuando en las tabernas se fumaba,
en los tiempos remotos de cerilleros y camellos.
Cuando en los cafés había pianos
y orquestas de señoritas.
Cuando en los bares estaba prohibido blasfemar,
y ofender al régimen.
En esos tiempos que te digo
cuando la ordenanza multaba
a "blasfemos, borrachos y mendigos".
La gente era aburrida, conversaba y posaba sobre la mesa libros.
Esa gente llevaba tatuada la palabra libertad
en la clandestinidad de su mirada.
La última vez que hice botellón
con calimocho y petas
estaba en un campamento militar.
Odiaba sentirme un sujeto de masa
e intenté escapar por todos los medios
lícitos y prohibidos
de aquella macrofiesta uniformada.
Hoy la gente se reengancha
en fiestas, en las que si alguien lleva un libro,
puede ser detenido por la seguridad privada.
Cada generación tiene que hacer su musculatura social
y eso conlleva no vivir en casa de papá
y huir de la sombra individual a donde más ruido haya.
Es en las épocas difíciles, no en las cómodas,
en las que la imaginación se eleva.
Toda técnica nace de la precariedad,
nos decía Borges a los que queríamos ser poetas,
pero es algo que vale para cualquiera.
Ser joven no es una licencia perpetua para ser manejado e idiota.
Algunos lo saben,
y por eso tengo esperanza en el mestizaje entre gladiolos e ideas.
Cuando veo acampadas
y asambleas
y megáfonos
y no DJ de aquí y de afuera.
Son brillos fugaces que me semejan brotes de primaveras.
© Mariano Crespo Martínez
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