"Nunca sabes el pasado que te espera"
Proverbio cubano
Mi madre me enseñó el oficio
de poner los brazos en paralelo.
Ella colocaba en derredor de ellos la madeja
hacía el ovillo y me daba un caramelo.
Yo, en el ir y venir de la lana,
aguantaba el picor en la nariz
e hilvanaba ideas.
Reiría la gente si conociera
que cuando sentado a escribir,
ni me bajan de la cabeza
ni me suben del vientre los poemas,
pongo los brazos en paralelo.
me pica la nariz,
y el ovillo de mi vida se desmadeja.
Entonces escribo que ya no tengo sabor a caramelo
cuando termino mi faena.
© Mariano Crespo Martínez
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