Francamente,
yo no he sido un buen patriota.
Hubo un tiempo
en que por pasear con Diane Keaton
por las calles de Manhattan
me hubiera hecho miope y judio.
Por tocar con Charlie Parker
hubiera estudiado para negro.
Y por ser Leonardo
me hubiera empadronado
de ángel prófugo
en el infierno.
Cuando suena
cierta melodía de Puccini
me pongo de pie
y con la mano en el pecho.
Cuando
veo un pañuelo
acariciando el pubis
- como una cortina de incienso
ante el pórtico de la catedral de Florencia-
juro bandera
y abdico de otra patria
que no sea la de los desterrados
por disfrutar de la fruta de Eva.
yo no he sido un buen patriota.
Hubo un tiempo
en que por pasear con Diane Keaton
por las calles de Manhattan
me hubiera hecho miope y judio.
Por tocar con Charlie Parker
hubiera estudiado para negro.
Y por ser Leonardo
me hubiera empadronado
de ángel prófugo
en el infierno.
Cuando suena
cierta melodía de Puccini
me pongo de pie
y con la mano en el pecho.
Cuando
veo un pañuelo
acariciando el pubis
- como una cortina de incienso
ante el pórtico de la catedral de Florencia-
juro bandera
y abdico de otra patria
que no sea la de los desterrados
por disfrutar de la fruta de Eva.
Tal
vez por esos desórdenes,
cada vez que he enseñado el pasaporte,
sin nada que ocultar,
tengo sudores en las manos
y el corazón se hiela.
cada vez que he enseñado el pasaporte,
sin nada que ocultar,
tengo sudores en las manos
y el corazón se hiela.
© Mariano Crespo
Muy bueno, maestro.
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