"Tu nostalgia del incómodo tiempo negro me ha hecho sonreír
con complicidad.
Estamos locos" Elvira DAUDET
Estamos locos" Elvira DAUDET
Para Elvira
Coincido,
contigo,
hermosa poeta,
en las dos cosas.
Estoy loco
y además siento loca nostalgia
entre cicatrices que fueron penas,
Como la madre recuerda
el primer tacto del niño
apartando el humo del desgarro
y la salvaje ruptura
de la vida por la puerta de la caverna.
Como guardamos añoranza
de barras de bares
que si bien es cierto
hermosa poeta,
en las dos cosas.
Estoy loco
y además siento loca nostalgia
entre cicatrices que fueron penas,
Como la madre recuerda
el primer tacto del niño
apartando el humo del desgarro
y la salvaje ruptura
de la vida por la puerta de la caverna.
Como guardamos añoranza
de barras de bares
que si bien es cierto
nos
sirvieron con diligencia
y excelente banda sonora
nuestras dosis diarias
y excelente banda sonora
nuestras dosis diarias
contra
la desesperanza,
en ellas descubrimos la traición
tras sus gafas opacas,
y bajando las escaleras
vomitamos nuestros fracasos
y a las primeras viudas negras.
No es que perdiéramos,
allí la cartera,
que también,
sino que además
dejamos para siempre
la foto de carné
de la mujer
con la que habíamos
construido una biografía
con solo poner el primer polvo,
la primera piedra.
Amamos los partidos
que vimos de pie y estrujados,
los coches de choque
que llamábamos utilitarios
y, como eramos capaces
de hacer el amor en un sidecar,
gozamos el confort de las motocicletas,
y de las carreras urbanas
sin dorsal pero con un policía
pisándonos los talones y las contraseñas.
Nos afiliamos
a las causas proscritas
por besar una mujer
o derrocar una miseria,
porque hubiera más jardines
y por cambiar los nombres
delas calles y las estatuas
ecuestres de las glorietas.
en ellas descubrimos la traición
tras sus gafas opacas,
y bajando las escaleras
vomitamos nuestros fracasos
y a las primeras viudas negras.
No es que perdiéramos,
allí la cartera,
que también,
sino que además
dejamos para siempre
la foto de carné
de la mujer
con la que habíamos
construido una biografía
con solo poner el primer polvo,
la primera piedra.
Amamos los partidos
que vimos de pie y estrujados,
los coches de choque
que llamábamos utilitarios
y, como eramos capaces
de hacer el amor en un sidecar,
gozamos el confort de las motocicletas,
y de las carreras urbanas
sin dorsal pero con un policía
pisándonos los talones y las contraseñas.
Nos afiliamos
a las causas proscritas
por besar una mujer
o derrocar una miseria,
porque hubiera más jardines
y por cambiar los nombres
delas calles y las estatuas
ecuestres de las glorietas.
Y
sentimos nostalgia
del tabaco
que nos arrebató amigos
y de la ginebra
que nos robó la lucidez
aquel día,
en aquella puerta.
donde el futuro
era el ascensor
y subimos por la escalera.
del tabaco
que nos arrebató amigos
y de la ginebra
que nos robó la lucidez
aquel día,
en aquella puerta.
donde el futuro
era el ascensor
y subimos por la escalera.
Sí,
Elvira,
no solo somos un pueblo
que hace días de fiesta de sus derrotas,
- el día que venció a la Ilustración
o que los gorilas quemaron las bibliotecas-
sino que además estamos tan locos
como para marcar en el calendario
de nuestros himnos y odas,
todos los días que gozamos un instante,
tan solo un leve instante,
durante un largo siglo de miseria
en un incomodo tiempo negro
de una lúgubre sala de espera.
no solo somos un pueblo
que hace días de fiesta de sus derrotas,
- el día que venció a la Ilustración
o que los gorilas quemaron las bibliotecas-
sino que además estamos tan locos
como para marcar en el calendario
de nuestros himnos y odas,
todos los días que gozamos un instante,
tan solo un leve instante,
durante un largo siglo de miseria
en un incomodo tiempo negro
de una lúgubre sala de espera.
© Mariano Crespo
Muy bueno, maestro... Aunque ya sabe usted que la nostalgia no es más que "un burdo pasatiempo".
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