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lunes, 23 de noviembre de 2015

El humo del deseo


Dejaron de fumarme los cigarrillos
hace ya bastantes años.
Fue, casualmente,
cuando colocaron el aviso 
de que produce impotencia 
el uso de ese producto
cuando renuncié a mi consumo.
Solo lo echo en falta 
cuando me embeleso 
con unos labios 
que me secuestran la mirada.
Cuando deseo que les llegue 
mi beso y luego morderlos 
a bocaditos pequeños 
como de ensaimada o bombón 
y cuando ella me mira turbada. 
-yo subo el puente de mis gafas- 
sin poder acudir al paquete 
y decir: te apetece un cigarro,
me parecía que tenías ganas.
Cierto es que no es de recibo esta patraña,
pero no lo es menos que a las mujeres 
las divierten las coartadas absurdas
para los pérfidos crímenes del deseo
que nunca se culminan o se callan.

© Mariano Crespo

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