Tal vez fuéramos un huracán con ojo de adolescencia
y nos prevenía el padre Ceferino
sobre el no confundir "la gimnasia con la magnesia".
Vivíamos de oído.
Y puede ser tan distinto
lo que suena parecido.
El cuarto movimiento de la novena sinfonía
de Beethoven
o el Himno a la Alegría de Miguel Ríos.
A una mujer madura de una mujer joven
no la separa solo el paso del tiempo
por el prado poroso de su cuerpo.
La distancia, en el cruce del amor,
la proximidad cercana del lejos.
Tiene su ritmo interior,
no se aburre con el silencio
no pregunta lo que ya conoce,
goza cada momento
porque es muy efímero lo eterno.
Son del mismo género
pero, en el gozo.
no es similar ni lo mismo
la obra maestra y su esbozo.
No confundas la gimnasia con el magnetismo.
© Mariano Crespo
Me parece muy buena la apreciación que has hecho respecto a la edad.
ResponderEliminarMujeres con más años que nosotros siguen siendo "adolescentes-inconscientes"
Pero maduras con menos edad se mueven con el cuarto movimiento sin pensar en lo efímero, ni en lo eterno. Sino con la gozosa obra maestra que su sonrisa esboza y la felicidad y seguridad que aporta el magnetismo de la certeza de conocer el momento en que ha llegado a la cumbre.
Que bueno!!!!!
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