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miércoles, 3 de julio de 2013

No des la espalda a quién te guarda




La perplejidad del guardaespaldas

es porque la moneda siempre le cae de cruz
y la vida termina por dar la cara. 

Si la bala que nos mata va directa al corazón,
de qué lado estás,
para quién trabajas. 


© Mariano Crespo Martínez





                     

                     

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