Somos una cosa y su contraria.
Inmensamente sencillos cuando nos escuchan.
Siniestros e impredecibles cuando nos espían.
La diferencia entre nuestro lado salvaje y nuestro encanto
radica en el pánico
o en la complicidad
del observador cercano.
Tu eliges si quieres conocer al jardinero o al pirómano.
© Mariano Crespo
No hay comentarios:
Publicar un comentario