Nadie te dijo que acataras
las reglas del juego.
Lo que sí has aprendido
es que no te cambiarías por otro jugador
y no harías embustes con otras cartas
que esas, las tuyas, que todavía no has visto
y en el monto te aguardan.
No hay silla para indecisos.
© Mariano Crespo
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