Topé con ella cuando hacía
pena-stop en la autopista hacia el tedio.
La invité a subir a mi tristeza
y me arruinó el trayecto.
Hoy navegamos a la deriva
por ese mar del amor,
siempre tan revuelto.
El timón abajo, el camarote arriba.
No venden brújulas
para el desconcierto.
El azar es el libro de ruta
de los viajeros.
Yo llamo abandonar el nido
a lo que se conoce como perder el norte.
Cómo vas a encontrarte si no te has perdido.
© Mariano Crespo
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