A veces sueño
que estás dormida,
yo te contemplo.
Y estoy despierto
como un centinela de tu pelo.
Ensayo caricias
sin rozarte con los dedos
para no turbar
tu paseo sereno.
Luego te veo en todas las edades
y cuando llego a la niña
te doy un suave beso.
El despertador marca una hora
que ya no recuerdo.
Hay un olor de tierra sembrada
en un invernadero.
A veces te amo tanto
que me desvelo,
me eternizo noche en tu cuerpo.
© Mariano Crespo
Bellísimo, como siempre.
ResponderEliminarEs como una mirada de amor volcada en palabras.
Te envidio, maestro.