Soy tu gato de nadie
que vaga por el tejado de las dudas
al tiempo que un beso
escurre en la comisura
de los labios
cuando menos esperas
que comience
a temblar la tierra.
A la hora precisa
en que el pianista abandona las teclas
y toca sin partitura
al sur de tus caderas.
Soy la nube en el ojo
de la cerradura.
El callo en el pie de foto.
El tatuaje de la paloma
en la mano de pintura.
El anillo de plata
en el dedo corazón.
El sexo huérfano
que malvive
tras el mar muerto
hasta el renacer de la pasión.
El sabor amargo de la boca
tras el paso de la palabra adiós.
Eso y esa urgencia
callada
de tu cuerpo,
con la paciencia embelesada
del vigilante de un museo
enamorado
de la belleza custodiada.
Ese tipo del sombrero
que te observa y acaricia con deseo
la esfera húmeda del cómplice reloj.
© Mariano Crespo
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